Queridos L y M:
En
primer lugar quería pediros perdón. Sí, ya sé que las cosas no se hacen así.
Tal vez ha sido precipitado. Ni yo mismo sabía que había llegado el momento.
Pero muchas veces ocurre así, sin más. Me tuve que ir. Sin poder despedirme.
Sin apenas equipaje. Lo siento.
También
quiero que tengáis claro que en todo este tiempo que hemos compartido he sido
muy feliz. Me encontrasteis en la calle, perdido, y sin que nadie os lo
pidiera, me quitasteis las espinas del alma, el frío del corazón y el miedo de
la mirada. Juntos hemos construido castillos de arena, hemos corrido detrás del
sol y hemos compartido confidencias saltando de estrella en estrella. De
verdad, no había en el barrio perro más feliz que yo. Pero la vida es
caprichosa y a veces actúa sin tener en cuenta las consecuencias de sus actos.
Qué le vamos a hacer, estamos en sus manos.
Pero,
por encima de todo, no quiero que lloréis por mi ausencia. Os lo pido por
favor. Enjuagaos las lágrimas, cogeos de las manos y sonreíd. Sonreíd porque de
esa manera mi alma dejará de estar tan atormentada y sabrá guiarme por este
nuevo camino que me aleja de vosotros. No estéis tristes, pensad en todos los
buenos momentos que hemos compartido. Además, debéis saber que allá donde voy
no se está tan mal, palabra de perro. Dicen que nos sacarán a pasear tres y
cuatro veces cada día. Que no pararán de jugar con nosotros. Y que para comer
nos darán salchichas de las buenas. Lo llaman el Cielo de los perros, creo que
me acostumbraré a este lugar.
Bueno,
no puedo alargarme mucho más, que me están esperando. Antes de irme querría
pediros una cosita. Me gustaría que algún día, ojalá fuera pronto, cuando seáis
capaces de arrancaros el negro del corazón, todo el amor que tan generosamente
me ofrecisteis podáis compartirlo con otro perrito como yo. Quién sabe si los
de aquí arriba me dan una nueva oportunidad en la Tierra y puedo volver a
reunirme con vosotros.
En
fin, eso era todo. Muchos besos, muchas caricias y hasta la próxima.
LOST
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